Menos de cuatro asaltos necesitó Naoya Inoue para ratificar su supremacía indiscutida en la categoría gallo. El japonés noqueó este viernes al surcoreano Ye Joon Kim en un combate que se desarrolló en el Ariake Arena de Tokio y de esa forma defendió por tercera vez las cuatro fajas de esa división, consiguió su 10ª definición categórica consecutiva y extendió a 29 su racha de victorias en fila.

Muy claro era el favoritismo de uno de los mejores peleadores libra por libra de estos días en este pleito ante un rival que había sido convocado con apenas 13 días de anticipación debido a que un profundo corte bajo la ceja izquierda había sacado de carrera al australiano Sam Goodman, número uno en los rankings de la de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y la Organización Mundial de Boxeo (OMB), quien iba a ser el adversario del monarca en esta contienda. E Inoue hizo valer ese favoritismo casi sin afectar su prolijo peinado.

Después de un primer asalto de estudio, el nipón de 31 años comenzó a apurar el paso en el segundo capítulo y sus contundentes golpes pusieron en alerta a Kim, quien había llegado a esta presentación con una marca de 21 triunfos (13 por la vía rápida), dos derrotas y dos empates, y estaba afrontando su primera pelea mundialista. Conforme acumulaba impactos, el púmulo izquierdo del aspirante se iba inflamando y operaba como señal elocuente de cuan oscuro se iba tornando el panorama.

Más allá del pundonor que Kim exhibía sobre el cuadrilátero, la definición parecía solo cuestión de tiempo. Y se produjo cuando restaba menos de un minuto para que concluyera el cuarto episodio: un bombazo de derecha de Inoue explotó en el rostro del retador y lo puso de rodillas en la lona. El árbitro Mark Nelson ni siquiera necesitó completar la cuenta para sacar de pelea al valeroso surcoreano y sentenciar el triunfo del campeón.



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