Alfredo José Cahe fue el médico personal de Diego Armando Maradona durante más de 30 años. Fue quien lo atendió en las internaciones en Punta del Este, en enero del 2000; en una clínica de Castelar, por una crisis de abstinencia en 2004 y en un centro de asistencia por la adicción al alcohol, en 2007.
Este jueves, en la séptima audiencia del juicio por la muerte de Maradona, Cosme Iribarren, uno de los fiscales generales adjunto de San Isidro, leyó la declaración testimonial que Cahe realizó durante la instrucción de la causa. El escrito fue incorporado al debate por pedido de los representantes del Ministerio Público.
La declaración fue realizada el 3 de febrero de 2021, a dos meses de la muerte del Diez. Según dijo en aquella oportunidad, Cahe –quien murió el 24 de septiembre de 2024-, aseguró que se presentó en la Clínica Olivos por pedido de Verónica Ojeda. Allí Maradona fue internado para operarse de un hematoma subdural.
“Para mí al evaluar la situación, desde el punto de vista médico Diego debía estar en terapia intensiva. Es por ello que decidí hablar con Leopoldo Luque y le consulté quién lo había operado y no me contestó. Yo lo vi una sola vez, fue un sábado (7 de noviembre) eso. Me dejaron verlo a Diego pero todo me parecía extraño”, manifestó el médico.
Cahe mencionó que Maradona fue un paciente que “presentaba hipertensión arterial y arritmia frecuentes” y que respecto a la medicación que debía suministrarse “era fundamental la de la presión arterial para el estado general de él.
En cuanto a las conversaciones que mantuvo con el neurocirujano Luque, encargado de la salud del Diez, declaró que “nunca se explayó como médico” y que le daba “respuestas vagas” a sus pedidos con relación a la atención de Maradona.
El domingo 8 de noviembre Cahe regresó a la clínica con intenciones de ver a Maradona. No pudo porque no estaba autorizado, por lo que llamó a Luque, quien le dijo que al día siguiente iban hacer una reunión con familiares para determinar donde iba a ser trasladado para continuar con su rehabilitación.
“Le manifesté que tenia que ir a un lugar con terapia intensiva y donde se atiende a adictos muy agudos. Yo presumí que había algo raro por las respuestas de Luque. Presumo que no me querían ahí porque yo quería desintoxicarlo y llevarlo a otro lado”, manifestó.
Cahe no tuvo más contacto con el entorno de Maradona desde el 11 de noviembre, cuando fue externado, hasta el día de la muerte del ex futbolista, el 25 de ese mes.
“Luego del deceso de Diego, me enteré por los medios del lugar donde estaba residiendo al tiempo de su muerte y desde mi punto de vista era lo menos indicado, porque él debía estar en terapia intensiva con control de neurocirujanos, terapistas, con control del corazón constante y continuo”, expresó.
El médico indicó que por el cuadro cardíaco “debía estar controlado cada cuatro o seis horas como máximo”, y que necesitaba “una hidratatación continua”.
“Es muy simple detectar que hubo negligencia, se le dio todo eso y nunca fue controlado. Básicamente fue en la falta de control y en la no ingesta de medicación cardíaca. Diego tenía que tener un control médico clínico permanente”, aseguró.
Por último, Cahe resaltó: “La actitud de Leopoldo Luque no era normal, todo era muy improvisado. Las anormalidades son muy groseras al menos desde mi punto de vista”.