Uno de los 13 allanamientos que dictó esta mañana la jueza federal Sandra Arroyo Salgado en el marco de la causa doméstica que enfrenta Edgardo Kueider se llevó a cabo en pleno Recoleta, donde Iara Guisel Costa, la secretaria del expulsado senador, detenida junto a él en Paraguay, tiene uno de sus domicilios.
El operativo se extendió por casi ocho horas e involucró a dos camionetas y por lo menos seis oficiales de Gendarmería. Del departamento, ubicado en la calle Rodríguez Peña al 1900, los uniformados se llevaron, según pudo constatar LA NACION, dos televisores planos marca Samsung, uno de ellos de gran porte.
La sospecha de la Justicia detrás de este movimiento es que los aparatos pueden contener en su memoria información relevante para la causa que tramita en suelo argentino. Arroyo Salgado pidió el desafuero de Kueider para poner en marcha su extradición y traerlo para su detención de Paraguay, donde se encuentra desde que quedó detenido el 4 de diciembre cuando intentó cruzar con más de 200.000 dólares sin declarar el puente internacional que une la ciudad de Foz do Iguaçu, Brasil, con Ciudad del Este.
El procedimiento en el departamento, que sería de su secretaria, comenzó cerca de las 8 de la mañana. Como en el domicilio no había nadie y el portero del edificio no tenía la llave del departamento, Gendarmería tuvo que abrirse paso a la fuerza y romper la puerta. Por lo menos cuatro de los gendarmes afectados al operativo estuvieron varias horas dentro del departamento, mientras que otros dos custodiaban las puertas del edificio.
Según pudo reconstruir este medio, por las condiciones en que se encontraba, el domicilio había estado habitado hasta hace poco. Aparte de este, Guinsel Costa tiene registrados otros dos domicilios en Concordia, Entre Ríos. Arroyo Salgado dictó otros 12 allanamientos en domicilios de contadores, escribanos, sociedades y posibles testaferros. Además, se dispusieron medidas cautelares para congelar los patrimonios de los investigados.
En el living del departamento allanado en Recoleta reinaba uno de los dos televisores. Su tamaño era tal –tenía cerca de 100 pulgadas– que los gendarmes deliberaron largo rato para encontrar la mejor manera de retirarlo sin dañarlo. Una de las opciones que barajaron fue la cortar el tránsito para meter una de los camionetas de culata en la cochera del edificio y cargarlo desde adentro. Finalmente, optaron por cruzarlo en diagonal en la caja de una de ellas.
Pasadas las 15 horas, luego de tomarle declaración al portero del edificio, quien debió abrir y cerrar la puerta de calle una veintena de veces por el ir y venir de los oficiales, se dio por concluido el operativo. Lo secuestrado se llevó a los depósitos que la fuerza tiene en el barrio Retiro para ponerlo a disposición de la juez federal de San Isidro.