Dos hombres eran investigados como los autores de una entradera realizada en los primeros días de marzo en Ciudadela, pero la Policía descubrió que fabricaban balas que eran vendidas en el mercado ilegal, especialmente a bandas de narcotraficantes.

La investigación, a cargo de detectives de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de La Matanza, comenzó luego del robo que sufrió una empleada doméstica que estaba al cuidado de una casa.

Según relató el dueño de la vivienda, se encontraba de vacaciones por lo que el domicilio quedó a cargo del cuidado. Declaró que conocía a la mujer hacía más de 20 años y que era de “su más íntima confianza”.

Al mediodía del 4 de marzo le tocaron el timbre dos hombres que se hicieron pasar por operarios de una empresa de gas. La mujer salió de la casa para abrir el medidor. La acción fue aprovechada por los sospechosos que sacaron un arma de fuego, la redujeron y la obligaron a entrar a la casa.

La víctima fue maniatada y obligada a entregar sus pertenencias. Los ladrones revisaron toda la casa hasta encontrar dinero. Permanecieron más de dos horas hasta que se escaparon a bordo de un Ford Focus gris.

La fiscal Andrea Palin, titular de la Fiscalía N° 9 de La Matanza, encomendó a la División Robos y Hurtos de la DDI del distrito la investigación para dar con las identidades de los autores del robo.

Con la información aportada en la chapa patente del Ford Focus se determinó que el conductor es un hombre identificado como Carlos Adrián González, de quien se estableció su domicilio de residencia y alternativos como también la línea telefónica que utiliza.

Gracias a su número de teléfono se supo por la geolocalización que estuvo en el lugar del hecho al mediodía del 4 de marzo y que su compañero se llama Cristian Emanuel González. Aunque comparten apellido no son familiares, confirmó a Clarín una fuente del caso.

Con la información adquirida la fiscal Palin solicitó al juzgado de Garantías N° 3 dos órdenes de allanamientos que fueron aceptadas.

En uno de los procedimientos se detuvo a Carlos González. En la vivienda donde se encontraba los policías secuestraron más de 10 mil municiones.

Se estableció que ambos González estarían vinculados a la venta de armas de manera ilegal a través de la recarga de municiones con elementos que les fueron secuestrados.

“Tenían una estación de recarga de municiones. Los casquillos o vainas, que es lo que queda después de explotar el cartucho, las recuperaban, las limpiaban y las rellenaban”, explicó una fuente de la causa. Abastecía a las organizaciones criminales narco

En la casa había una balanza marca RCBS utilizada para la recarga de municiones, una rectificadora, proyectiles y cartuchos de varios calibre, vainas servidas, puntas semiencamisadas para el relleno, pólvora y armas de fuego. También fue hallado el Ford Focus utilizado al momento del robo.

Un detective precisó a Clarín que ambos sospechosos están vinculados a la venta de municiones en el mercado ilegal.

En el lugar encontraron más de 10 mil municiones, las que fueron resguardadas por la policía.

Según declaró de manera informal el acusado, la organización abastecía el mercado negro vinculado al narcotráfico en la zona de Virrey del Pino y Gregorio de Laferrere.

“Cobran hasta el doble de lo que sale una caja, que son difícil de conseguir. De manera legal, las vainas las venden las armerías. Depende el calibre una caja puede valer entre 50 y 100 mil pesos y traen 50 unidades”, expresó.



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